La
alabada película de J.A. Bayona basada en hechos reales resulta ser un
ejercicio fílmico con más emotividad postiza que verdadero brío. Parte
de la culpa es de una historia sin duda ejemplar y sorprendente, pero no obstante demasiado sencilla. Aun así, su mayor afrenta
es contar un drama humano sin llegar a emocionarnos. Ni el buen hacer
de los actores, ni la sólida dirección y apartado técnico pueden hacer
nada para remediar lo elemental de la narración y la escasa empatía que
generan los personajes.