miércoles, 11 de septiembre de 2013

Pacific Rim: Amor Puro

Vuelve el Guillermo del Toro que nos gusta, vuelve con uno de esos proyectos que piensas que nunca se llevarán a cabo debidamente. ¿Robots contra monstruos en la gran pantalla? ¡Paparruchas! Nos entraba mucha risa con esas noticias en las que James Cameron compraba los derechos de tal o cual anime. Nunca se podrá llevar al cine, decíamos. Incluso llegamos a ir a ver Dragonball Evolution solo para reírnos de la magnitud del desastre, del tamaño del cráter. Pero luego llegó el primer trailer de Pacific Rim, y con él, la esperanza.


Y es que los efectos especiales habían demostrado hace tiempo que se podía hacer algo así. ¿Pero tener lo que hace falta tener para llevar a cabo semejante película? Ah, la experiencia Transformers plagada de tristes humanos haciendo tristes chistes nos tenía escarmentados, no una, sino tres veces. Pero no, Pacific Rim promete... Y Pacific Rim cumple.

Los gigantescos robots y los enormes monstruos llenan el mundo de la película, sin dejar sitio para nada más. No hay personaje con derecho a frase cuya vida no gire en torno a los bichos llegados desde otra dimensión para romperlo todo. Un primer tramo espectacular de la película nos pone en situación de forma dinámica, esta no es la película en la que comienzan los ataques de los Kaiju, ya estoy cansado de eso. Esta es la película en la que o pones fin a la amenaza, o te vas a la mierda.

Un mecha roto, una de las cosas más bonitas y enternecedoras que se pueden ver. Que le jodan a las puestas de sol.

Pero ojo, en la película no todo son peleas a escala descomunal. Como en buen anime de género que se precie, los pilotos tienen sus movidas mentales. Y lo digo así, dado que no se trata de que sean personajes complejos con una serie de mecanismos dramáticos a descubrir. No. Cada uno tiene sus problemas, su bagaje, el cual le da color al personaje y lo lleva de un lugar a otro. Aquellos que esperen que los robots se piloten solos sin una persona con traumas y mierdas detrás, se van a llevar una ingrata sorpresa. Bueno, y aquellos que esperen que dichos problemas se traten de forma profunda e interesante, también. Que los bichos gigantes no esperan a nadie.

Cosas que te pueden joder la infancia #87: Que un Kaiju arrase tu ciudad a nivel.

Y es que la película, hasta donde yo amo el género, lo tiene todo. El flashback amoroso. Personajes épicos. Situaciones realmente imposibles. Pilotos traumatizados. Científicos socialmente ineptos. Contrabandistas coloristas. Robots. Monstruos. Es una película que deja de lado el guiño obvio hacia otros trabajos del género, que no adapta una obra preexistente. Pacific Rim abraza con sus enormes brazos metálicos todo lo que compone el género. Es una película como ninguna otra, una obra cercana a los amantes del género, y puro espectáculo para los profanos.

Pacific Rim es Amor Puro.

Pilotar un robot y pillar cacho con una japonesita adorable. El Futuro, oiga.

Indicaciones: Aquellos que gusten de Godzilla o Mazinger. De Evangelion o Gundam. De Transformers. Amantes de la acción, el blockbuster bien entendido y el amor de verano.

Contraindicaciones: Los que pretendan ver en la película una adaptación fidedigna de su anime favorito, un drama humano en el que aparecen robots tan solo de pasada, un videoclip con nada más que robots o un estudio de física realista y coherente. Mejor os quedáis en casa. Callados. Y tristes.

Interacciones: Volver a ver Evangelion, otro verano más. No acercarte a Godzilla (1998) ni con un palo. Todo el género en sí mismo se siente cercano a esta obra.

Efectos Secundarios: Maravillarte con los nombres de los Jaeger y pensar en cómo se llamaría el tuyo (No se yo si Obesidad Mórbida sería un buen nombre...). Esperar con ansia Godzilla (2014).

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