miércoles, 3 de julio de 2013

Locos y Enamorados

El Lado Bueno de las Cosas se ha ganado un nombre gracias al Oscar de Jennifer Lawrence, aunque no pasa de ser una historia blandita decentemente interpretada y que sigue al pie de la letra los estándares narrativos de las películas románticonas con una pizca de humor. Sin duda tiene sus virtudes y se deja ver con facilidad, pero no ofrece nada que no hayamos visto y se queda entre dos aguas: Ni arriesga lo más mínimo con el humor, ni apuesta fuerte por la historia de amor.


El Lado Bueno de las Cosas está repleta de pirados. Pero de pirados con certificado médico. Bradley Cooper padece trastorno bipolar recién diagnosticado y acaba de salir de un sanatorio mental. Lo internaron porque pegó una paliza de muy señor mío al profesor de Historia. Es que se lo encontró en la ducha con su esposa. Así que no sé, quizá no esté tan pirado después de todo. Yo, al menos, le entiendo. Aunque claro, el tío tiene ataques de ira y de obsesión compulsión por tonterías así que quizá sí que esté algo loco, después de todo. Su padre, un Robert de Niro corredor de apuestas sin licencia, es otro que va de la misma cuerda, lleno de manías y supersticiones. Jennifer Lawrence interpreta la variedad de viuda joven, loca, sexy, sin pelos en la lengua. Esa variedad (desconocida para mí) que te pide que te la folles a los 20 minutos de conocerla, pero eso sí, con la luz apagada, que no soporta la camiseta que vistes. Supongo que a la gente no le gusta que la follen con los calcetines puestos, pero no le importa que lleves la camiseta, siempre que no sea horrible. O qué sé yo. Si soy vasco y aquí no se folla nada.

Jennifer Lawrence. ¿Está de Oscar? Hell no. ¿Está de toma pan y moja? Fuck yeah.

Así que Pirado 1 conoce a Pirada 2 en una cena con amigos. Luego él se pasa la película intentando contactar con su esposa (que ha huído despavorida de la ciudad después del espectáculo que montó en casa apalizando al profe de Historia) y ella se pasa el metraje poniéndonos los dientes largos a todos los heterosexuales y lesbianas. Borricos nos pone con sus mofletitos (que cada vez tiene menos, yo creo que la han puesto a dieta o algo. MAL.), su trasero perfectamente formado y su actitud de "estaba deprimida por la muerte de mi marido así que me cepillé a toda mi oficina. Incluidas las mujeres".

Ya os lo podéis imaginar: Primero chocan frontalmente, luego encuentran excusas para coincidir (pero no porque se atraigan, eh, sino porque quieren que el otro les haga un favor. Como si no supiéramos qué favor quieren que les haga el otro...) y al final entre apuestas locas de Robert de Niro, concursos de baile metidos en la trama con calzador y uno o dos secundarios que no están locos de atar pero sí para echar de comer aparte, se va construyendo un relato ágil y bien contado, incluso con un par de golpes de ingenio notables, pero más previsible que el final de un capítulo de Rasca y Pica. SPOILER: Rasca la acaba diñando de manera horrible. Siempre.

La pareja protagonista desprende bastante química, lo que es una suerte, porque son los que sostienen la película.

Y que no se me malinterprete. La película está bien. Es casi un ejemplo de manual de lo que llamo easy watching. Entra fácil y entretiene con efectividad. Lo que pasa es que es uno de esos films que probablemente le guste más a tu madre o si me apuras, a tu abuela. Porque es todo como muy políticamente correcto. Incluso, o quizá sobre todo, las partes que se suponen más políticamente incorrectas. Las salidas de tono de los personajes, su incorrección en el trato social o los cabreos que se agarran, los han pasado antes por Don Limpio, para que sea todo así como muy aseadito.

Vamos, que te la quieren vender como una comedia agridulce con personajes muy mundanos con problemas muy reales. Una película amable con personajes que caen bien. Y en general es lo que es. Solo que se le ve el andamiaje desde el primer minuto y a ratos deja sensación de que te están camelando con la misma historia de siempre. Cosa que, por supuesto, están haciendo.

Como nota al margen dejo mis reservas sobre los protagonistas, ambos con problemas mentales de cierta gravedad. No me gusta que el comportamiento de los personajes sea tan cambiante o volátil que pueda dar pie a justificar cualquier cosa que digan o hagan con un "es que están un poco locos". Que no pasa nada si la película va de retratar ese aspecto de la vida de alguien con trastorno bipolar, por ejemplo, pero es que este no es el caso. Pero eso ya son neuras mías. O quizá locuras...

Todo Dios, hasta su padre, se da cuenta antes que el prota de que ella está loquita por sus huesos. "No seas idiota" parece querer decirle.

Indicaciones: Administrar en caso de negatividad extrema. Desintoxica de las películas de acción. Alegra la vista de ellos (la Lawrence) y supongo que de ellas (el Cooper). Se digiere con facilidad pasmosa. Provoca algún pequeño ataque de risa (tampoco gran cosa).

Contraindicaciones: Misma historia de siempre. Como el punto bajo de los personajes no es muy bajo, tampoco el alto es muy alto. Es un excelente repelente para cínicos o escépticos del amor.

Interacciones: Carrusel de romanticonas: Dirty Dancing, Pretty Woman, Jerry Maguire... ¿Quieres más Jennifer Lawrence? X-Men: Primera Generación y Los Juegos del Hambre. ¿Más Bradley Cooper? Sin Límites, El Equipo A o Resacones varios.

Efectos Secundarios: No recordar la última vez que viste a Robert de Niro sin actuar con el piloto automático. Preguntarte cómo serían las demás candidatas si a Jennifer Lawrence le dieron el Oscar por esta película. En general no deja una gran huella.

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