miércoles, 26 de junio de 2013

Superman: Identidad Secreta

Aprovechando el estreno de esa película con un alienígena que reparte leña y lleva capa, voy a dejar caer por aquí mis dos historias favoritas de Superman. El viernes tocará mi favorita, y hoy se trata de otra de las grandes. Superman: Identidad Secreta de Kurt Busiek y Stuart Immonen.


Superman: Identidad Secreta no cuenta la historia de Kal-El. En este mundo no demasiado alejado del nuestro, Superman es un personaje de ficción, una leyenda del cómic, algo inexistente. Esto no impide que los Kent, una familia de un pueblo perdido de Kansas (no, ese no, otro) le pongan a su hijo de nombre Clark. Sí, son así de graciosos. Al joven Clark le toca aguantar que le regalen todo el merchandising absurdo del personaje, y soportar bromas y abusos por parte de los matones del instituto.

No. Ahora no es cuando le muerde una araña radiactiva y se le muere un pariente. El caso es que un día descubre que tiene los mismos poderes que el Superman de la ficción, y claro, las cosas se empiezan a complicar. La historia, de la cual tampoco voy a hablar mucho más, acompaña a Clark Kent a lo largo de su vida, tanto la que incumbe a los poderes como la que no.

Obtener poderes, probarlos volando. Sí, yo también lo haría.

Busiek demuestra todo su músculo narrativo en esta historia dividida, tranquila, rítmica. Conoce el personaje a fondo, tal vez mejor que nadie, y a diferencia de muchos sabe cuándo dejar de llenarlo todo de texto, algo de agradecer en una historia narrada en primera persona. Immonen es uno de mis dibujantes favoritos, y desde mi punto de vista el cabronazo más versátil y completo que puedas tener a mano. Haciendo un uso magistral del color, del cual también se encarga, este cómic es puro arte, merecedor de carretillas de premios y estatuas en las plazas de los pueblos.

Por cosas como esas, es un buen cómic. Pero, si trata de la vida de un señor al que le caen los poderes de Superman de rebote, ¿es este un buen cómic de Superman? Bueno no, de los mejores oiga. Este pedazo de historia tiene muy claro uno de los conceptos básicos de Superman: El fulano de la capa es un buen tipo. Un tío cojonudo, de hecho. De los que no se escaquean cuando pides ayuda para la mudanza. Es una buena persona, mejor que cualquiera de nosotros, y el uso de dichos poderes solo es otra manera de demostrarlo, una manera de salvar vidas.

Además, este cómic clava otro punto interesante en la reacción que causa en el lector, o al menos en mí. Mientras uno lee esta historia, desea que al personaje le vaya bien, quiere que Clark tenga un final feliz, tiene la sensación de que todo va a ir bien. Y todo va a ir bien porque la gente es buena joder, porque la gente aspira a ser mejor, porque la gente mola. Porque la gente quiere ser como Superman. Y no para pegar puñetes, precisamente.

ARTE. Si no pinchas para verlo a buen tamaño, tienes el alma muerta. Y eres mala persona.

Indicaciones: Las bases de Clark Kent contadas por alguien que se llama así por un chiste. Imprescindible, sin importar lo que te interese Superman o no.

Contraindicaciones: Aquellos que quieran Superman del de pegarle a enemigos poderosos, sin Clark Kent ni polladas.

Interacciones: Superman: Hijo Rojo, de Mark Millar por contener otro interesante punto de vista desde el que contar una historia vital del personaje. Marvel 1985, también de Millar, tiene en común el estar basado en un mundo donde los personajes son pura ficción (y ser amor).

Efectos Secundarios: Querer ser mejor persona.

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