lunes, 3 de junio de 2013

Hansel, Gretel y la Madre que los Parió

Hansel y Gretel, cazadores de brujas. Los conocidos hermanos del cuento clásico, que ven en la murderización de las brujas una salida profesional mucho mejor que trabajar el campo o cuidar de cerdos. Ah, el medievo fantástico. Y dirigida por el Noruego Tommy Wirkola, que tal vez así a simple vista no resulte conocido, pero si digo Dead Snow: Putos nazis en la puta nieve, pues ya las cosas cambian y se ve por dónde puede ir la película...


Las brujas y la baja tasa de mortandad que causan son un problema mucho más grave que la enfermedad o el hambre (o el derecho de pernada), así que tiene todo el sentido del mundo que los alcaldes contraten a dos hermanos conocidos por exterminar dicha plaga. Equipados con fardonas armas sacadas de no importa así que no lo contamos y siendo inmunes a la magia porque trama, el fragcount de los hermanos les hace tan admirados como temidos.

Con un Hansel de cemento, interpretado por Jeremy Renner en su habitual modo Action Hero inescrutable y una Gemma Arterton como una Gretel que no se raja a la hora de superar a su hermano en caos y destrucción, la película pasa de la trama a los chistes y de ahí a las hostias con una soltura envidiable. Y qué hostias señor mío, qué hostias. Dadas y regaladas como poseídos por el espíritu de Jason Statham o Tony Jaa, las tollinas repartidas por los hermanos y sus antagonistas son de doler a través de la pantalla. Porque una cosa es que matar brujas requiera de ciertas... técnicas, pero otra cosa es que te prives de patearles los dientes antes de hacerlo.

Si de chaval ya horneas tu primera bruja, el resto como que te viene dado.

En torno a una trama apañada en la cual Famke Janssen hace de antagonista enemigo final de este beat'em up muy loco, este peliculazo intercala pequeñas bromas y chistes de brocha gorda con los malvados planes de las brujas. Armada de una galería de secundarios que van desde el inevitable joven entusiasta por ganarse la vida petándolo hasta un Peter Stormare cuyo bigotito ya indica desde el primer segundo su hostiabilidad, la película queda apañada y no se limita a los dos personajes protagonistas.

Famke Jannsen en modo "Te arrancaré el corazón". Pero si ya lo tienes, brujita mía.

Luciendo una banda sonora compuesta por Atli Örvarsson, coautor de la música de la tercera de Piratas del Caribe: Traca Final, y supervisada por el propio Hans Zimmer, las melodías de la película tienen la misma cualidad in your face que las propias secuencias de acción. Como muestra, los créditos iniciales, prólogo inevitable de este deleite de película:



Indicaciones: Gente que se lo quiera pasar bien y deje los complejos en la puerta, fans de la megahostia con o sin preaviso. Amantes del chof, el ouch y el bang.

Contraindicaciones: Si vas a quejarte de cada anacronismo y cada escena físicamente imposible, mejor te ahorras la película y el sufrimiento, sobre todo de aquellos que la vean contigo.

Interacciones: Los Hermanos Grimm era más inofensiva, pero tiene su gracia y también sale Peter Stormare (con un bigotito aún más repugnante). La terriblemente grotesca, absurda y divertida Van Helsing se acerca un poco. Tiempo de Brujas (The CAGE), la oscura Solomon Kane o la aún más jodida Black Death (Sean Bean) orbitan cerca.

Efectos Secundarios: Recordar con cariño los momentos más salvajes de las partidas de 7th Sea. Entristecerte porque Games Workshop no saque una edición decente de Mordheim (ni que fueran capaces).

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