Nos habían hablado tan mal de Drácula: La Leyenda Jamás Contada, que esperábamos algo todavía más infame. No es que no sea mala, es que sus errores son de coherencia interna, desarrollo de mierda y guión e historia lamentables. Y eso no permite verla desde la perspectiva "es tan mala que casi es buena". Es mala y punto. Luego nos resarcimos con Keanu Reeves en John Wick, sencilla y directa peli de acción que casi cumple con todo lo que promete. Tiene sus cosillas y el protagonista ejerce una violencia casi quirúrgica que a veces deja ganas de más contacto físico, pero está a la altura y no comprendemos que no se haya traído a los cines españoles. El trío de filmes lo cerramos con Líbranos del Mal, entretenido "thriller de terror" a falta de mejor definición que aunque clava la atmósfera y tiene todos los elementos necesarios para haber sido grande, se queda en aceptable merced a su indefinición en cuanto al género que quiere trabajar y porque la escalada de tensión permanece plana en la mayor parte de la película. Y para acabar, una nueva ronda de alabanzas a Justified ahora que hemos terminado de ver la quinta temporada. Hay muchas cosas que esta serie no hace. Pero todas las que hace, las hace de manera acojonante. Diálogos brillantes, tramas complejas que se entrecruzan, soluciones sencillas, coherentes e inesperadas en la resolución de los conflictos, pocas concesiones y mucha calidad. La norma de lo que ha sido Justified desde sus inicios.
