miércoles, 24 de febrero de 2016

Eventos Marvel (III): World War Hulk

La historia escrita por Greg Pak e ilustrada por John Romita Jr. entre julio de 2007 y enero de 2008 fue una 'rara avis' dentro del panorama de eventos de su época. No narra una aventura planteada y resuelta en la propia miniserie y tampoco nace de una de las grandes franquicias de la editorial, sino que es el colofón final a una historia sobre Hulk que Pak había ido mimando desde meses atrás en la colección del personaje. Quizá no mereciera su propio evento, pero qué duda cabe de que una historia en la que un Hulk cabreado regresa a la Tierra para hacer morder el polvo a los Illuminati era algo que se vendía solo. Su valor como miniserie de calado es irrisorio, pero como ensalada de hostias a mayor gloria del dinamismo y líneas cinéticas de Romita Jr. es un festival superheroico.


Hulk había sido exiliado al espacio por los Illuminati. Pero algo se jodió y acabó donde no debía, en uno de estos planetas alienígenas donde te ponen en el pecho un cacharro de doler y te hacen pelear en una arena. Hasta que te haces cargo de la situación, creas tu propio grupo de leales y le das para el pelo a los tiranos al mando. Un Espartaco de manual, vaya. Como eres el salvador del planeta, tampoco tienes problemas en conquistar a la verde más buenorra de los alrededores a la cual, por supuesto, dejas embarazada. Y entonces vuelve el universo para joderte y hace explotar (literalmente) todo lo que amas. Hasta aquí, lo que había sido el arco argumental conocido como Planet Hulk. Pero las explosiones planetarias, como los retrasos de publicación o que traten mierderamente a tus personajes de cómic favorito, generan cierto resquemor, así que en World War Hulk el gigante esmeralda reune a sus colegotas y vuelve a la Tierra a contarle al mundo lo malos que son los Illuminati y a hacerles pasar por la escuela de gladiadores.

Lo que obtienes de todo ese batiburrillo es una colección de 5 números en los que Hulk llega, ve, vence, marea la perdiz un par de números (porque todo había sido demasiado fácil) y al final llega el Vigía y los dos se pegan tal somanta que el uno acaba deshulkizado y el otro desvigiado. Y entonces los héroes aprovechan y  encierran a Hulk. Un Hulk que por el camino le había dejado una cara nueva a (falso) Rayo Negro, le había descacharrado la armadura Hulbuster a Iron Man, le había aplastado las manos al Doc Extraño y se había hecho una bufanda con Mr. Fantástico.

Por propia voluntad u obligados, en Marvel el porqué es lo de menos. Lo importante es que los héroes se peguen entre sí. Mr. Fantastico vs. Tony Stark. Fight!

El gran drama de World War Hulk es que nadie se tomó demasiado en serio una miniserie que dejaba tan a las claras y desde el principio, que aquello iba solo de repartir tollinas. Además, era evidente que la mole de músculos verde estaba condenada a fracasar en su intento de matar a los Illuminati. Así que su atractivo se limitaba a ver cómo Romita iba a plasmar lo chafados que Hulk los iba dejando y a contemplar cómo le ponían freno de alguna manera colorista llena de onomatopeyas. ¡Ojo! como tebeo de superhostias está a la altura de cualquiera, pero es solo eso, un tebeo de superhostias.

Resulta también llamativo el cambio de tono entre la colección regular y la miniserie. En la colección regular habíamos asistido a todo un ciclo de vida. Desde lo más miserable como esclavo indefenso hasta la victoria total sobre enemigos y la obtención de la felicidad personal. Por el camino Hulk se convirtió en un guerrero siempre intrépido, salvaje solo cuando era necesario y en última instancia en un líder en quien se podía confiar. Se prestó atención a los porqués, a los personajes secundarios, a los pequeños detalles. Pero en WWH no hay nada pequeño. Ni sutil. Son todo grandes problemas y grandes dramas resueltos a grandes hostias. Un blockbuster palomitero en toda regla donde todo se supedita al espectáculo que, afortunadamente, está a la altura. Romita Jr. no es del gusto de todos y ha tenido sus altibajos, pero este tipo de historias siempre han sido su fuerte.

Cuando decides que en tu historia las palabras no van a importar una mierda, llamas a gente que haga lucir las hostias como Romita Jr.

Arcos argumentales elevados a eventos
WWH es víctima de la ambición pecuniaria de Marvel y de cierta inanición argumental. No es desde luego la primera víctima, pero quizá sí la más evidente entre los eventos, digamos, "recientes". Y me explico. Está claro que el objetivo de todo evento es reventar la lista de ventas. Pero tras HoM y Civil War, cuando uno pensaba en un evento, pensaba en una historia muy grande que no podía contarse en una sola colección, cuyas ramificaciones se extendían más allá de uno o dos personajes y cuyas consecuencias, no importa lo que luego durasen, eran importantes. Se suponía que los eventos tenían que cambiar la faz del Universo Marvel de manera evidente y no fue el caso.

Añadamos que WWH derivaba de una historia que había comenzado en una colección y que no necesitaba desvincularse de ella para contar su final. Las consecuencias de la miniserie las sufrieron sobre todo el propio Hulk y el Dr. Extraño. Para todos los demás, la miniserie solo les dejó una gran paliza recibida. Se intentó hacer del hecho de que Los Illuminati fuera ahora un grupo salido a la luz pública algo importante, pero no tuvo ningún impacto destacable en nada.

En definitiva, en Marvel no pudieron dejar pasar la oportunidad de montar una gran pelea y publicitarla a lo grande. Y lo malo es que desde entonces ha ocurrido de manera regular en la Casa de las Ideas. Secret Invasion iba a ser una historia de Los Vengadores, pero acabó en evento; Fear Itself iba a ser un simple cruce de las colecciones del Capitán América y Thor, pero acabó en evento; Axis iba a ser un arco argumental de Uncanny Avengers, pero acabó en evento. El razonamiento para montar eventos dejó de ser "¿Y si se diera el suceso X en el clima actual del Universo Marvel?" para convertirse en "¿Cómo se desarrollaría este arco argumental si hiciésemos que participaran los personajes importantes de la editorial?". No debemos olvidar que no hacía tanto desde Civil War, una historia que dejó en la cuneta toda la línea mutante sin inmutarse. Desde entonces, este tipo de decisiones de dejar cosas al margen se han visto cada vez menos, lo que en general creo que ha dañado la calidad de los eventos. Cada vez más se ha optado por historias donde parece que necesariamente tenga que participar todo el mundo o al menos todas las "familias" de colecciones que la editorial quiere impulsar.

Hulk como protagonista de cosas importantes es algo de agradecer, pero luego apenas hubo consecuencias.

Tampoco quiero ser especialmente duro con WWH a este respecto. Para mí es un evento más en la línea de Siege (de la que ya hablaremos más adelante) que de Fear Itself o Civil War. No solo por su extensión (que también) sino sobre todo por su objetivo de servir como colofón en la resolución de un conflicto. Una miniserie aparte no es el formato más elegante por el que puedes optar, pero al menos no interfió en demasiadas colecciones por el camino.

En definitiva, la apuesta de Marvel por World War Hulk no fue un éxito redondo ni en fondo ni en forma, pero en esta miniserie vemos algunas de las tendencias de la editorial a la hora de plantearse la organización de eventos futuros como son: Utilizar los eventos para cerrar arcos argumentales de colecciones individuales a lo grande; incluír cada vez más personajes aunque a veces no vengan a cuento; y dedicar cada vez más páginas a las grandes peleas, que parecen escapar de su espacio tradicional al final de la historia para acabar instalándose a lo largo de todo el evento, de manera que cada número contenga alguna confrontación física.

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