miércoles, 27 de enero de 2016

Eventos Marvel (I): House of M

Cuando House of M se lanzó allá por el año 2005, todavía se hablaba de estas historias como de crossovers, de miniseries que abarcaban prácticamente toda la línea editorial afectando durante meses a todas las colecciones importantes. House of M supuso la confirmación de que Bendis estaba en Marvel para quedarse y de que era el escritor estrella de la editorial. Nunca ha quedado claro si las grandes historias que ha escrito han sido ideas suyas aceptadas por la editorial o mandatos editoriales con gusto desarrollados por el escritor, aunque parece probablemente se trate de una mezcla de ambas cosas. En cualquier caso, durante los 8 meses que duró el evento se habló de un nuevo status, de cambios permanentes para algunos personajes e incluso de reseteo del universo Marvel entero. Lo que nadie pudo prever fueron tres simples palabras que ya han entrado a formar parte de la leyenda de la editorial: No More Mutants.


Vengadores Desunidos no había sido un crossover, pero sí un punto de inflexión radical en la historia de Los Vengadores. Con el equipo desbandado, un tímido intento de los héroes para volver a juntarse en Nuevos Vengadores y una Bruja Escarlata desaparecida, la editorial decidió hacer de Wanda Maximoff el eje sobre el que hacer girar toda una historia de realidades alternativas y luchas para volver a restaurar el universo Marvel que los personajes conocían.

House of M no es el peor evento que ha escrito Bendis, pero sí que sufre debido a ciertas inconsistencias y al empleo de Deus Ex Machinas para hacer avanzar la historia. Echando la vista atrás queda patente que el único objetivo era llegar a la erradicación de los mutantes y aunque calificar la miniserie de relleno sería excesivo, cierto es que no asoma por ninguna parte la necesidad de dividirla en 8 capítulos. Y no es que la ejecución sea especialmente criticable. Seguramente para los fans de las distopías o los futuros alternativos House of M ofrezca variados alicientes: Mundo nuevo y ligeramente futurista, rediseño de personajes, difíciles equilibrios de poder, status muy diferente de cada héroe...

La Familia Real al completo. Anda que no hubo polémica con el traje de Magneto, reproducción del de Juan Carlos I...

El lustre a esta utopía donde todo el mundo tenía lo que siempre había querido y Magneto y su familia dominaban los Estados Unidos, se lo daba Oliver Coipel, en aquel momento emergente estrella del cómic, cuyo trabajo en esta miniserie lo acabó consagrando. Expresivo y contundente, con un gran sentido estético para el rediseño de personajes y gran facilidad para dibujar escenas multitudinarias. Versátil en la narrativa y composición, a veces con cierta sensación de dibujo inacabado, pero siempre con su impronta inconfundible. Coipel ha mejorado mucho en años posteriores, pero es fácil entender lo que vieron en él en Marvel ya en el año 2005.

Lo malo de House of M ha sido siempre que todo el mundo sabía que ese mundo no iba a durar. Había demasiados cambios. No se trataba simplemente de un mundo donde los mutantes no fueran perseguidos, es que directamente dominaban el mundo. El resto de reparto de poderes tampoco hacía presagiar la durabilidad de esa realidad, con personajes como el Dr. Muerte con un papel demasiado importante a escala mundial.

Los puntos fuertes de House of M, al margen de la ambientación, tienen que ver con el modo de afrontar la situación de cada personaje que inevitablemente es devuelto a la consciencia de que la realidad ha sido alterada. Estupefacción, incredulidad, sorpresa, miedo, resentimiento, ira... Cada personaje se lo toma a su manera. Igual que se toma cada cual a su manera el modo de resolver el entuerto. Claro, al final, oh, sorpresa, se arregla la cosa... a hostias. Con matices, pero a hostias. Los puntos débiles son los ya expuestos: la historia se alarga demasiado, la resolución del conflicto se limita a los inevitables trompos y el catalizador de que la gente vaya recuperando la memoria es un personaje creado ex profeso para la ocasión. O sea, un Deus Ex Machina como una Catedral, así, con C mayúscula.

Estas tres palabras son la razón del crossover. Hacer desaparecer a los mutantes era el objetivo, contar una historia para llegar a ello, el medio.


El objetivo editorial
El verdadero valor de House of M hemos de buscarlo, en realidad, a nivel editorial. En 2005 el Editor en Jefe Joe Quesada estaba en pleno apogeo. Había revitalizado exitosamente la editorial y había conseguido atraer de nuevo la atención de los lectores por las colecciones de personajes individuales. Luego, con Desunidos, había puesto el foco de atención en Los Vengadores y tras impulsar de nuevo las colecciones grupales, la gente estaba lista para historias más grandes y con más personajes.

En este sentido, HoM mataba tres pájaros de un tiro: Ofrecía a los lectores esa historia más espectacular que esperaban, ataba los cabos (hasta cierto punto) sobre el destino de la Bruja Escarlata y remodelaba el panorama del Universo Marvel de una manera sin precedentes en la historia reciente, al borrar de un plumazo a millones de mutantes de la faz de la Tierra. Y aquí nace el gran legado de Quesada como Editor en Jefe: Los crossovers han de dejar, cuando acaban, un escenario lleno de nuevas posibilidades. No se trata tanto de cambiar el status de los personajes sino de cambiar el mundo en el que viven, abriendo nuevas posibilidades narrativas a los autores para que exploren esa nueva realidad. En el caso de HoM, ese cambio fue la desaparición de los mutantes, lo que de facto afectaba a toda la línea mutante, atrayendo el interés sobre ella, generando la posibilidad de nuevas colecciones y dejando que el resto del Universo Marvel lidiara (o no) con la nueva situación desde distintos ángulos bajo el paraguas de una nueva etiqueta que definiría este periodo: Decimation. ¿Afectaría esto a SHIELD? ¿A los antimutantes? ¿Al ciudadano medio? Eran preguntas interesantes a las que había que dar respuesta.

Como veremos en entregas posteriores, esta ha sido la plantilla sobre la cual se han edificado todos los eventos posteriores. El final ha de dejar una nueva situación que los autores puedan explotar. Hasta que poco a poco se dé el caldo de cultivo que desemboque en un nuevo evento que traerá un nuevo status quo que será explotado por los autores hasta que... El ciclo infinito de los cómics serializados, racionalizado para sacarle el mayor provecho posible. El círculo inacabable. La historia interminable.

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