Emma
Ríos (Villagarcía de Arousa, Pontevedra, 1.976) es de sobra
conocida por los aficionados españoles al cómic. Quienes hemos
tenido ocasión de seguir su carrera como dibujante profesional hemos
sido testigos de su evolución continua. De su ambición y dedicación
al medio. De sus cambios de estilo hasta dar con su propia manera de
contar las historias. Siempre buscando superarse, (las obras Hexed,
Dr. Extraño
y Pretty Deadly
son testigos cronológicos de ello) creemos que es ya una artista
bien formada, conocedora de sus capacidades y dispuesta a romper
cualquier ridículo techo de cristal que la industria quiera imponer,
injusta e inútilmente, sobre su enorme talento.
2.014
será recordado como el año de su consagración. El año de su
asociación definitiva con Kelly Sue DeConnick. El año, en resumen,
de Pretty Deadly.
Con motivo de la reciente publicación de la obra en nuestro país
bajo el título Bella
Muerte, tuvimos ocasión de
charlar con Emma en el pasado Salón del Cómic de Getxo. Charlamos
sobre el proceso creativo, la edición española de su obra, la
necesidad de los creadores de trabajar en libertad y del compromiso
que se ha autoimpuesto de dejar que destaquen, si así se empeñan,
que es una mujer en un medio eminentemente masculino. Si puede ser un
ejemplo que ayude a las jóvenes a dejar de dudar de sí mismas y que
así se acerquen a lo que les gusta, Emma Ríos ha decidido aceptar
la responsabilidad.
Génesis
de una historia cambiante
Nuestro
repaso por la distendida, pero a ratos también muy seria
conversación, lo iniciamos, como no podía ser de otro modo, por el
principio. ¿De dónde vienen las ideas? ¿Cómo surge Bella
Muerte? Como ocurre con
muchas historias, el origen y el resultado final no tienen
necesariamente que tener grandes similitudes. A veces se comienza con
la interpretación personal de una historia existente y se acaba con
algo completamente diferente...
«Al
principio, la idea original era hacer un western clásico en torno al
supuesto Espíritu de la Venganza, que sería la protagonista. Al
estilo Lady Snowblood, la película japonesa protagonizada por Meiko
Kaji de los años 70. En la película, Lady Snowblood nace en la
cárcel, y se convierte en un monstruo que mata para vengar a su
madre, a la que violaron. Kaji tiene mucha fuerza; tanto a Kelly Sue
DeConnick como a mí nos hace mucha gracia esa película y pensábamos
traer al western algo así. Entonces surgió la figura de Sergio
Leone, que también nos gusta mucho a ambas y a quien le encantaban
los pintores surrealistas. De modo que Leone nos llevó al
surrealismo y el surrealismo a la parte más sobrenatural de Bella
Muerte, marcando el tono y la estética, en este caso tirando más a
lo paranormal o fantástico. Ese embrión siguió cambiando y al
final el libro acaba convertido en un cuento de hadas un día que
Kelly Sue me dice: "Voy a meter una mariposa y un conejo
hablando" a lo que yo respondí "adelante, está guay, me
encanta". A partir del conejo y la mariposa empecé a trabajar
en los diseños y al mismo tiempo que yo ya había comenzado ese
trabajo, Kelly Sue me iba dando otros detalles: Que iba a haber una
niña con determinados rasgos, etc. Yo a la niña la dibujé con un
abrigo de buitre porque me salió así y de repente el buitre se
convirtió en superimportante y en parte de la historia y al final
todos los personajes acabaron teniendo un animal totémico que se
llevó a las portadas y cosas así».
Obligando
al lector a trabajar
Cuando
habla de su Bella Muerte,
a Emma se la nota orgullosa y feliz. Pero también algo cautelosa,
como si presintiera que los lectores agradecerían algunas
explicaciones. Por eso, lejos de lo que cabría esperar de una
artista respetada y con una nominación a los Eisner a sus espaldas,
lo primero que nos dice del arranque de Bella
Muerte suena casi a
disculpa:
«Es
verdad que el primer episodio es... bastante complicadillo. Pero
Kelly Sue DeConnick y yo teníamos algo muy claro: No queríamos
hacer una historia de sota caballo y rey. Decidimos que habría
algunas cosas prohibidas, como por ejemplo poner todas las cartas
sobre la mesa en el primer capítulo. Ahora estamos acostumbrados a
que desde el principio tengas servido todo el conflicto: Sabes quién
tiene un problema con quién, sabes más o menos qué es lo que van a
hacer los personajes, sus relaciones... Digamos que lo ves venir. Así
que ya que nos íbamos a ir de las grandes editoriales para intentar
algo que supuestamente no iba a ser tan comercial, nos apetecía
hacer lo que nos diera la gana.
Una
de esas cosas era obligar al lector a pensar y a participar en la
construcción de la historia. En el arranque de Bella Muerte es
importante la atmósfera, porque la idea era crear un mundo y una
mitología de forma que el lector aterrizara allí y se sintiese algo
confundido. Que pudiera percibir los conflictos entre personajes pero
sin necesariamente tener que saberlo todo de esas relaciones. Una de
las cosas de las que estoy más orgullosa en el primer número es que
la supuesta protagonista solo sale en la última página, lo que no
es muy habitual. Y también de que tampoco tiene una estructura de
introducción, nudo y desenlace, sino que se desarrolla de manera más
orgánica para enseñar la atmósfera. Al fin y al cabo, buscábamos
el misterio. Esto significa que hay cosas que, como lector, no tienes
por qué saber. En Bella Muerte el lector es un espectador y nuestra
intención era simplemente que se enganchase a la historia que estaba
leyendo.
Recuerdo
que cuando salió el primer número la gente hacía comentarios como
"¡no he entendido nada!". Nos hacía gracia porque
precisamente lo que no habían entendido eran los lazos entre los
personajes. Pero la sensación era la de que se sentían atraídos
por la historia y querían seguir. Incluso gente que no leía
demasiados tebeos entraba en el juego sin problema. Lo que está
claro es que ni hemos inventado la pólvora, ni somos David Lynch. Al
final se acaba desarrollando un arco argumental completo y queda
claro el conflicto entre personajes. Realmente solo queríamos que el
lector trabajase un poco».
La
edición española
Con
las cifras de ventas y las positivas críticas cosechadas al otro
lado del charco, la publicación de Bella
Muerte en España era
cuestión de tiempo. Así que la prioridad se centraba en dar con la
editorial y el formato que proporcionasen al lector la mejor
experiencia posible. Rompiendo con los prejuicios de que una
dibujante estaría interesada, sobre todo, en la fiel reproducción
de su trabajo gráfico, la principal preocupación se centró en algo
bien distinto.
«Tuvimos
suerte porque recibimos bastantes ofertas. A mí me preocupaba
especialmente la traducción. Es un texto difícil, con un montón de
matices, y que quedase bien para mí era un tema importante porque
vivo aquí. Me hacía ilusión, especialmente siendo además el
primer trabajo independiente que hacíamos. Por eso queríamos contar
con un traductor de confianza y contar con Santiago García se
convirtió en una prioridad a la hora de elegir editorial, porque
respeto su trabajo, somos amigos y además Kelly Sue también pudo
conocerlo cuando fuimos a Baltimore el año pasado. Así fue como
hablamos con Astiberri, que aparte es una de mis editoriales
favoritas de siempre, por la calidad del trabajo editorial que hacen.
Los libros son una preciosidad y ellos son amor. Al principio no
tenía muy claro si el perfil de Bella Muerte iba a gustarles, o si
iba a encajar en la editorial, pero hablando con Santiago de Beowulf
precisamente, que también es un tebeo de aventuras, de autor,
tampoco parecía que fuese a ser un problema. Finalmente ellos no lo
dudaron ni un momento y yo no podría estar más feliz con la
edición. El libro ha quedado precioso. Además, hemos incluido
algunos extras y textos de Kelly Sue que no salían en el
recopilatorio de la edición americana por temas de presupuesto».
Una
colaboración orgánica (ligeros spoilers)
Pero
volvamos al proceso de creación de Bella
Muerte. Habíamos dejado la
idea de la historia entre el western, el surrealismo y el cuento de
hadas. Pero era solo una idea. Había que darle cuerpo y rumbo.
Dotarla de personajes y situaciones interesantes. ¿Cómo delimitar
las tareas de guionista y dibujante cuando la idea había surgido de
la amalgama de intereses de ambas? Simplemente, no poniendo límites.
Colaborando. Creando juntas.
«Cuando
me preguntan: "¿Está idea de Bella Muerte es tuya o de Kelly
Sue?" yo respondo: “¡Y yo qué sé!”. Normalmente no me
acuerdo. Es un continuo diálogo en el que ya no sabes lo que ha
hecho cada una. Porque la historia la construimos por escenas en
lugar de con un guión completo. Tenemos un esquema que vamos
siguiendo, pero lo trabajamos escena a escena y se va
retroalimentando.
Recuerdo
cómo cambió, por ejemplo, el primer duelo que tienen Ginny y Alice.
En un principio simplemente se odiaban, se querían matar y Ginny la
iba a matar. A medida que iba desarrollando la historia y estaba
dibujándola, pensé que no encajaba. Hablé con Kelly Sue y le dije
que yo no la veía matándola. Porque Alice es una tía dura y cruel,
pero en el fondo no deja de ser una perdedora y una desgraciada que
solo busca aprobación. Alguien como Ginny, con sus problemas, tenía
que estar por encima de un odio tan banal. Así que en su primer
duelo decidimos cambiar el final. Cuando cae el sable que va a
atravesar a Alice, Ginny hace un gesto intentando protegerla, este
matiz nos hizo replantearnos la relación entre ellas desde el
principio».
Buscando
espacios de libertad
Este
tipo de estrecha colaboración, sin ser inexistente, es poco habitual
en el modo de trabajar de las grandes editoriales (léase Marvel y
DC). Por eso es crucial el papel de la editorial Image en el feliz
alumbramiento de Bella Muerte. Porque gestionan un negocio de
publicación de tebeos regido por unos criterios diferentes.
«Image
quiere, básicamente, cambiar el medio proporcionando libertad total,
actuando como una cooperativa, y permitiendo a los autores conservar
todos los derechos sobre su obra. Su objetivo es construir una
plataforma que funcione económicamente y que a su vez proteja a los
creadores. Personalmente creo que esa apuesta está cambiando las
cosas. El público americano generalista está demandando cómics
diferentes por fin, y se anima a comprar fuera de las dos grandes
editoriales de superhéroes. Esto supone que para creadores con
cierta experiencia, y audiencia, carezca de sentido seguir cediendo
tus derechos a Marvel o DC si vas a poder vender más o menos igual
en Image, trabajando con plena libertad y ganando más dinero».
El
ritmo del autor Vs el ritmo de la industria
La
tradición del
cómic serializado de superhéroes ha impuesto siempre su implacable
ritmo de publicación mensual. Guionistas y dibujantes han tenido que
adaptarse a la esclavitud del calendario y el tebeo cada 30 días se
ha convertido en un estándar de la industria. Sin embargo, con el
aumento en los últimos años del número de colecciones de cada
personaje o franquicia, se ha roto el espejismo de la supuesta
idoneidad de ese ritmo de publicación y ha quedado en evidencia
dónde está el interés de Marvel y DC. Lejos de ser solo un
problema de plazos que afectan a la calidad, se ha convertido también
en un problema de respeto al papel de los autores.
«Es
un problema importante. Por ejemplo: Una de las últimas políticas
en Marvel, a raíz de las películas, fue doblar el material mensual
de las franquicias fuertes. Eso forzaba al límite al dibujante ya de
por sí jodido de plazos; y más en estos tiempos en los que se
demanda un apartado artístico de altísima calidad. Si quieres ese
nivel de calidad no puedes obligar a tus equipos a publicar cada 30
días, y menos aún cada 15, porque no tienen vida. Si esto lo
solucionas añadiendo otros dibujantes a la ecuación, el artista
principal pierde control y autoría, la obra se despersonaliza y pasa
a ser un producto sólo del guionista. Un concepto económicamente
rentable pero absurdo atendiendo al proceso de creación de un tebeo,
y que pesa mucho a la hora de crear productos de calidad.
Particularmente considero injusto, y absurdo, que la figura del
dibujante pierda importancia precisamente por esta política del
tebeo con plazos y los artistas de fill-in. Son ellos quienes
invierten más tiempo, por regla general, y controlan la
formalización de las ideas. Así como el ritmo, la atmósfera, la
actuación, la emoción... es decir la narrativa gráfica, definición
de este medio. Un guionista con un artista que no está a la altura
dará como resultado un cómic mediocre, pero un guión mediocre con
un artista que sea la hostia puede acabar en algo bastante decente. En
definitiva, los tebeos son un trabajo en equipo en el que la labor
del guionista y dibujante debería integrarse y no separarse».
Capacidad
de adaptación
Cada
proyecto tiene su personalidad y sus necesidades. Cada autor tiene
también su estilo propio. Pero eso no quiere decir que todos sus
trabajos deban estar cortados por el mismo patrón. En Bella Muerte
vemos una versión reconocible, pero solo una versión, de lo que
Emma Ríos y Kelly Sue DeConnick pueden ofrecer.
«Lo
que yo hago en Bella Muerte con Kelly Sue no tiene nada que ver con
lo que hago cuando escribo para mí misma o cuando trabajo para otro
guionista. Cuando leáis Bitch
Planet
(cómic de DeConnick de
inminente publicación en Estados Unidos)
que es increíble por cierto, o cuando leáis a Kel en Capitana
Marvel trabajando con otros artistas, la sensación no va a ser la
misma. Cada tebeo tiene unas ciertas demandas de recursos o de
desarrollo que varían siempre en función del equipo. Cada artista
tiene un ritmo diferente, y asumen una labor similar a la de un
director de cine. Si Bella Muerte lo hubiese dibujado otra persona,
el resultado hubiese sido totalmente diferente. Yo tengo mi modo de
contar historias: Añadiendo viñetas, cambiando matices y ajustando
el tiempo para descomprimir la lectura y llevarla a los ritmos con
los que a mí me gusta trabajar».
Lectoras,
el público olvidado
Si
una entrevista se prolonga el tiempo suficiente, inevitablemente
saltarán a la conversación asuntos relacionados con el tema
inicial... pero que van más allá. ¿Son los cómics machistas?
¿Podemos negar que los esquemas clásicos de narrar que también los
tebeos han seguido a pies juntillas ignoraban el papel de las
mujeres? Emma Ríos lo tiene claro.
«Esto
viene de arrastrar los esquemas clásicos para contar historias,
hasta el día de hoy.
Pienso en Ulises, pienso en el rey Arturo. Historias donde siempre se
ha seguido el esquema patriarcal en el que el hombre es el
protagonista y la mujer, carece de historia propia. Su rol ,
inseparable de su género, oscila en la tortura del héroe, en la
victimización para hacer sufrir y engrandecer al héroe, en la
decoración o en el trofeo. En este tipo de historias la chica
siempre es “la chica” sin ninguna profundidad, ni personalidad
definida, ni trabajo, ni conflicto personal. Esos patrones permanecen
todavía hoy en nuestra cultura, y se recurre a ellos con frecuencia
en todos los medios. En cine, en televisión, en literatura, en
cómics... todo, o casi todo, sigue reduciéndose al esquema de
“dragones y princesas”.
Yo,
que aprendí a leer con los tebeos, cuando leía Batman su novia me
importaba una mierda. Me identificaba con él o simplemente me
preocupaba por saber qué iba a ser de su vida. En general, creo que
todas la mujeres interesadas en ficción hacemos un ejercicio de
abstracción cada vez que nos encontramos con algo así, y estamos
muy acostumbradas a ello. Si piensas a la inversa, es difícil
encontrar la misma reacción. En general los hombre nunca tienen que
preocuparse por tratar de entender como piensa una protagonista,
porque lamentablemente no hay tantas. Y cuando existen, la mitad de
las veces buscan ser un fanservice. Así que claro que hay machismo
en los tebeos, pero como en todas partes. Porque todavía no se ha
abierto un hueco, sobre todo en productos orientados al gran
público, en el que las mujeres sean tratadas como personas».
Las
mujeres se abren camino
El
mundo del cómic ha sido tradicionalmente masculino. No ha sido
diferente de cualquier otra industria. Ni ha estado al margen de la
desigualdad entre hombres y mujeres que ha azotado nuestra sociedad y
que a pesar de los cambios en las últimas décadas, la siguen
azotando. Pero eso está cambiando...
«La
situación está cambiando un montón y ya hay un buen número de
mujeres dibujando y trabajando en tebeos aquí, y a nivel
internacional, lo que todavía es una novedad. Pero el número de
mujeres en la industria sigue siendo escaso, y eso es una cuestión
de estadística. En general hay menos mujeres que hombres leyendo
cómics por varias razones, pero fundamentalmente por no sentirse
integradas ni en el medio ni en las historias. Ser siempre la
anécdota o lo diferente. Ser “especial”. Las cosas están
cambiando en general (en cómics, videojuegos...) y ahora se calcula
que las lectoras somos casi un 40%. Y claro, a todo el mundo se le
llena la boca hablando de ese mercado nuevo al que hay que orientar
productos porque es donde está la pasta.
En un libro en el que el equipo creativo son mujeres, es normal que haya un montón de personajes femeninos que, parafraseando a Kelly Sue, no
van a ser una “lámpara sexy en la habitación”. Y no se trata de
decir "voy a hacer un personaje femenino fuerte". No quiere
decir que tenga que ser Marine o matar gente. Lo único que hace
falta es que tenga profundidad. Da igual que den miedo o que sufran,
lo único que hace falta es que sean protagonistas de su propia
historia. Y así, a medida que el papel de las mujeres en las
historias vaya cambiando, vendrán también más lectoras. Ya ocurrió
con el manga, que ha ayudado un montón. Como Nausicaa que es un
tebeo completamente antipatriarcal. O personajes como Kei en Akira
que es muy importante para la historia. O Alita. En el manga siempre
ha habido otro tipo de planteamientos no tan arraigados en este rollo
nuestro cristiano y anglosajón. Y ahora las que empezaron leyendo
mangas, leen otros tebeos porque se ven atraídas por el lenguaje del
cómic».
Una
responsabilidad aceptada de buena gana
Hace
ya más de un año desde que en octubre de 2013 salió a la venta en
Estados Unidos Pretty Deadly #1. En aquel momento dos cosas llamaron
la atención: La calidad incontestable del tebeo y que el equipo
creativo fuera mayoritariamente femenino con DeConnick al guión,
Ríos al dibujo y Jordie Bellaire al color. Una circunstancia poco
habitual que hace del equipo del cómic, lo quieran o no, un
referente.
«No
me gusta ir con la bandera. Como no le gusta a nadie. Obviamente soy
feminista, no tengo ningún problema en decirlo, porque soy una mujer
y hemos pasado un montón de putadas durante mucho, mucho tiempo. En
el mundo del cómic, las cosas tienen que cambiar desde la creación.
Es necesario hacer un ejercicio de reflexión y olvidarse del modelo
clásico, patriarcal, de una vez. Que no se me malinterprete: No digo
que los clásicos sean malas historias, la mayoría son buenas y
funcionan, Ulises es un personaje increíble, por qué no, pero
estamos en un momento que es necesario ver lo que tenemos alrededor y
tratar de proponer cosas nuevas.
Es
necesario abrir el medio. Que nadie tenga que preguntarse "por
qué es raro que yo esté aquí". En Estados Unidos es todavía
más radical ya que hay chicas a las que les cuesta ir a las tiendas
de tebeos porque les resultan hostiles o porque las tratan con
condescendencia. Y a mí me eso me impacta, y me revuelve el
estómago. A mis colas se acercan muchas lectoras que acaban de
empezar, y agradecen verte ahí porque su situación se convierte en
normalidad. Hace pocas semanas en Leeds, en el festival del Thought
Bubble, se me puso a llorar una chica en la cola. ¡Se me puso a
llorar! Y eso te rompe, ¿sabes? Tal vez suena exagerado, pero así
están las cosas: "Que tú estés ahí significa que yo a lo
mejor puedo estar ahí algún día". Es una responsabilidad. No
soy una persona demasiado extrovertida, y realmente lo paso mal
saliendo en los medios o haciendo apariciones públicas,
especialmente cuando tienes que hacerlo en un idioma que ni siquiera
es el tuyo. Pero si lo que yo hago sirve para ayudar a las que vengan
detrás, creo que simplemente es mi obligación dar la cara. Y
punto».
Punto
y final también para nuestro relato. Inicialmente una entrevista a
Emma Ríos, la dibujante de cómics; luego una conversación con Emma
Ríos, la creadora de historias; y finalmente una estupenda
oportunidad de conocer a Emma Ríos, la persona.
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