miércoles, 10 de julio de 2013

Radiografía: Adultos Infantiles

No sé si os habéis dado cuenta, pero cada vez es más común el protagonista masculino (ya sea de serie o de película) que se comporta como un niño. Mr. Bean, Homer Simpson, Castle, Tony Stark... ¿Qué se esconde detrás de esto? ¿Se busca la identificación con un público adulto cada vez más infantil? ¿Se busca el contraste entre adulto/irresponsabilidad? ¿Quizá los personajes son así por alguna razón concreta? Vamos a diseccionarlos caso a caso y luego ya veremos si tienen algo en común.


Mr. Bean
El personaje más famoso de Rowan Atkinson es uno de los pioneros en la edad moderna en esto de hacer que un adulto se comporte como un niño. En este caso se trata de un efecto totalmente premeditado, pues Atkinson buscaba precisamente meter la mente de un niño en un cuerpo adulto para poder hacer destrozos en situaciones normalmente vedadas a los niños y para que el contraste de ver a un hombre adulto haciendo chiquilladas fuera el eje del humor físico que despliega. Se trata además, de una parodia, de manera que todos los rasgos del personaje están exagerados. En ese sentido, Mr. Bean no es un personaje, es una caricatura y como tal hay que entender sus comportamientos.

No hay más que verle la cara para saber que estamos ante una parodia, un grotesco amago de hombre que jamás debe considerarse en serio.

Homer Simpson
Puede que este sea el caso más interesante de analizar por la cantidad de años que el personaje lleva en antena y porque Los Simpson siempre ha procurado ir variando para adaptarse a los tiempos y los gustos. Si recordamos un poco las primeras temporadas, Homer era un padre holgazán, borracho y tragaldabas sin demasiadas luces, pero no un chiquipark de niñerías. Eso fue cambiando conforme Bart dejó de ser el protagonista y Homer fue adquieriendo mayor notoriedad. Como en el caso de Mr. Bean, probablemente alguien se dio cuenta de que la cantidad de barbaridades que podía encadenar Homer era mucho más hilarante y variada que la que podía ofrecer Bart. Curiosamente, la infantilización de Homer ha acabado siendo prácticamente total, siendo moralmente muy binario (o Bien o Mal), incapaz de tomar NINGUNA decisión como un adulto y totalmente aislado del mundo adulto más elemental. Su lugar de trabajo, por ejemplo, cada vez sale menos hasta ser simplemente una nota a pie de página sobre el personaje o directamente una chanza sobre cuántas profesiones distintas ha ejercido.

Homer es más niño que Bart. Con los años se ha vuelto totalmente retard. Funciona por impulsos primarios y nunca se las piensa.

Richard Castle
Tiene bemoles que diga esto pero... Probablemente es el más adulto de todos ellos. Es verdad que se comporta como un niño y le encanta zascandilear, pero el hombre tiene un trabajo con el que se compromete (publica regularmente), mantiene una relación estable con cierta seriedad, es un padre preocupado, mantiene la estabilidad de su núcleo familiar... Puede que no lo parezca porque la serie solo muestra su parte más divertida o desenfadada, pero si escarbas en su vida... el tío no lo hace nada mal. Tiene sus aficiones y sus cosillas, pero en general, podríamos aprobarlo como adulto porque cuando hay que dar la cara, cuando hay que ser serio, lo hace.

Castle es más responsable y adulto de lo que parece. Simplemente actúa con ligereza siempre que puede. Si la ocasión lo requiere se pone bien serio...

Tony Stark
Este es uno de los peores casos. Probablemente el peor. El Anthony Edward Stark de las películas es una persona inteligente y capaz. Podría dirigir sus empresas competentemente. Podría tener una armadura diez años por delante de todo el mundo. En vez de eso, el lado empresarial se la reflanflinfla y la armadura no pasa de ser algo en lo que trabaja para distraerse. Vitalmente disperso, caprichoso, volátil, incapaz de concentrarse en nada más de 5 minutos... Solo las situaciones límite parecen hacerle centrarse. Pero uno no puede vivir la vida esperando la siguiente crisis para poder funcionar con un mínimo de garantías.

Gamberro, alérgico al trabajo, poco comprometido... La lista de virtudes de Tony es espectacular.

¿Por qué estos personajes tienen tanto éxito? Es una pregunta sencilla y a la vez complicada de responder. La razón más obvia que viene a la cabeza es que la audiencia, en general, está compuesta cada vez en mayor medida por este perfil de adulto. Niños de finales de los setenta, principios de los 80, que ahora llegan a la treintena y que entienden la vida adulta como una prolongación de su niñez, solo que con las ventajas de un adulto. Es decir, ahora no tienen que esperar a su cumpleaños para comprarse el set de figuritas de sus personajes favoritos, los cómics se los compran en tomo gordo y se ponen turbios a ir al cine, descargarse series o jugar videojuegos.

Sin embargo, esa franja de edad no es suficiente para explicar un éxito tan abrumador. Estos personajes tienen que atraer también a gente de cuarenta y pico y cincuenta y muchos años, si no la cosa no funcionaría. A toda esta franja de edad es posible que le pase dos cosas: Ven en estos personajes un reflejo más o menos heróico de sus destartalados hijos y simpatizan con ellos de un modo que no pueden hacerlo con sus hijos (pocas madres encontrarás que orgullosas cuenten que su retoño treintañero sigue leyendo tebeos o viendo dibujos animados) o quizá es que están tan hartos de ser los serios que soportan el peso del mundo sobre los hombros, que ver a estos adultos infantilizados les ayuda a relajarse.

Por alguna razón me ha venido a la cabeza esta película sobre un hijo al que no echan de casa ni con agua caliente...

En cualquier caso, este tipo de personaje ha ayudado a visibilizar una diferencia importante en el comportamiento del adulto contemporáneo: la noción de que no es necesario ser aburrido y serio solo porque se es adulto. Que la vida hay que disfrutarla. Probablemente todo esto está también relacionado con el modo de vida en general más acomodado que se ha logrado en las últimas décadas y que ahora mismo la crisis está poniendo en jaque. Cuando uno vive mejor, el humor y el carácter mejoran. Y cuando las cosas van mal dadas como ocurre en la actualidad, uno ve menos caras sonrientes y en general menos ganas de "niñerías". En cualquier caso, nunca está de más que la ficción nos recuerde de vez en cuando que no hay necesidad de tomárselo todo a pecho y que sacar a pasear regularmente nuestro niño interior es algo saludable.

1 comentario:

  1. Oh dios, de aquí me he dejado caer por YouTube y boom: http://www.youtube.com/watch?v=zcFOthNlCtg

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